Según el blog “República Insólita”, James S Jameson se encontraban en lo que hoy es la República Democrática del Congo al frente de un destacamento militar que formaba parte de una expedición comandada por el explorador Henry Morton Stanley bajo las órdenes del Rey Leopoldo I de Bélgica.

El explorador irlandés la compró en un mercado de esclavos y la ofreció para hacer bocetos de la sangrienta escena.

La historia cuenta que Jameson tuvo la idea de comprar un esclavo y ofrecerlo a una tribu caníbal para saciar su curiosidad. Adquirió a una niña de diez años por diez pañuelos y se la ofreció a los caníbales a través de un traductor con un mensaje diciéndoles que se trataba de “un regalo del hombre blanco que desea verla devorada”.

Mientras ocurrió la sangrienta escena, Jameson dibujó seis bocetos de lo visto, que más tarde se convirtieron en acuarelas.

Años después, el traductor denunció al irlandés, quien ya había fallecido. En el juicio se enfrentó a la viuda del explorador, dispuesta a limpiar el nombre de su esposo.