Markarián y el dilema entre pelear el presente o trabajar el futuro

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Cuando uno sospecha que algo anda mal, no tarda ni un minuto en notarlo. Y Sergio Markarián lo vivió en carne propia. Partido ante Paraguay, Asunción. Derrota 1-0 ante el peor equipo guaraní en 15 años. ¿Qué dijo Don Sergio? “Tardé menos de un minuto en darme cuenta de que algo estaba mal”. Luego de dos años y medio que lleva al frente de la selección peruana, me pregunto: ¿Qué deja si mañana o pasado se va? Cronómetro en mano, calculo 32 segundos para percatarme que si lo hace, deja muy poco.

Sergio Markarián

Tras dos años y medio de proceso, el técnico de la selección peruana cree que aún es posible la clasificación al Mundial.

Desde que tengo uso de razón, y aún antes de nacer, por lo que me cuentan, Markarián era siempre el candidato número uno para dirigir a la selección peruana. Nunca aceptó. Pero después de cien intentos de la FPF, en las que todas las respuestas fueron “no”, dijo que sí en 2010. ¿Por qué? En relación a este punto quiero hacer hincapié en una frase célebre de Chemo del Solar en la Videna: “Tendrán que pasar 50 años para que Perú vuelva a tener esta generación de jugadores”. A mí parecer, Markarián tomó esta postura como referencia –sin decirlo- para aceptar el cargo, entre muchas otras. En síntesis, dio el sí esperanzado en que podía clasificar con los Pizarro, Guerrero, Farfán y Vargas los otros pocos jugadores del extranjero; y los que él vio que nadie vio.

EL PRIMER INDICIO
Markarián, sin embargo, se ha dado cuenta de que aún con estos es “casi imposible” la clasificación. Y no necesariamente ahora, sino antes. Precisamente cuando perdió seis de ocho partidos antes de volver a perder ante Colombia y Uruguay. Inclusive, en el intermedio de estos choques, Markarián habló por primera vez de un plan a futuro. Este momento fue clave en su proceso. A mí parecer, fue el preciso instante en el que vio la clasificación muy lejos, se sentó en su escritorio y se dijo: “Para el 2018 no hay equipo”. Recién ahí Markarián entendió que quizás era un buen momento para iniciar un trabajo con miras al futuro. Pero, ¿por qué no pensó hacerlo hace dos años cuando asumió como técnico de la selección?. Empezó el dilema.

Este es el instante en el que creo que Markarián debe haber pensado: ¿qué le dejo a la selección si me voy mañana? Un tercer puesto meritorio en la Copa América que ayudó poco en la consolidación de un once con la mirada puesta en las Eliminatorias y que sirvió, más que nada, para tener consenso entre los hinchas, algo que no le es indiferente. Si no, recordemos que en un momento fue muy criticado y dijo: “Yo soy Sergio Markarián, el último técnico que le ha dado podios al fútbol peruano”. Lo otro que dejó claro es que es un mejor entrenador en la escasez que en la abundancia.

LO CONFIRMÓ ANTE APARAGUAY
Si en el intermedio de los partidos ante Colombia y Uruguay Markarián se dio cuenta de que el camino al Mundial tenía demasiados obstáculos que restaban posibilidades a Perú, la derrota ante Paraguay solo confirmó una necesaria apuesta a futuro que él ya había deslizado en la conferencia de junio tras la caída ante los cafeteros y los charrúas.

Aquel Markarián derrotado que atendió a un puñado de periodistas en Montevideo no era el técnico optimista de los spots: con voz dura hablaba de un plan presentado a la FPF con vistas a un cambio de estructura y de una necesidad excluyente de mejorar la formación de los futbolistas. Con la clasificación nunca tan en discusión (estaba último y sumaba cuatro derrotas seguidas en Eliminatorias) pensó en armar una selección paralela con base en la categoría de nacidos en 1990. Claro, muchos de los actuales no llegarán a la próxima Eliminatoria (Pizarro, Acasiete…) y otros lo harán con más de 30 años (Guerrero, Farfán Cruzado…).

En realidad, si Markarián no aplicó antes este plan de recambio con vistas al 2018 es porque sentía que la clasificación era totalmente posible con el plantel actual. De hecho, si algún fallo visible ha cometido es la sobreestimación exagerada de un grupo de “extranjeros” que, entre lesiones, inconductas y malos rendimientos, lo tiene colero en la Eliminatoria. Creyó tanto en los “fanásticos” que se hizo rehén de la idea de ponerlos siempre. Que Vargas haya jugado todos los minutos del partido contra Paraguay es una contradicción de fondo. No puedes hablar de GPS y mediciones científicas y luego tirar a la cancha a un tipo con problemas físicos.

Hasta ahora, solo queda claro que Don Sergio ha preferido a las estrellas que a los obreros. Priorizó la inspiración de los solistas al sonido de una orquesta afinada (Copa América). Y si bien ante Paraguay hubo una falta de fibra atribuible a los jugadores, es innegable que el error alcanzó al técnico que los citó y los apañó. La selección no tuvo actitud. Tampoco la tuvo él.

A la fecha, Markarián parece haber resuelto el dilema entre pelear el presente o trabajar el futuro, aunque un poco tarde porque ya perdió dos años. De ahora en adelante, peleará las Eliminatorias con lo que tiene y trabajará a futuro. Markarián cambió el discurso: ya no solo piensa en la clasificación al Mundial 2014, sino al del 2018.

Fuente: El Comercio