Las estrategias publicitarias han explotado las falsas sonrisas hasta el cansancio. El falso confort es una constante. Los avisos comerciales de vacaciones en un crucero por precios irrisorios jamás mostrarán una persona incómoda, insatisfecha, ni siquiera con mareos. Según ellos, los viajes en familia son idílicos, los desacuerdos se quedan en casa. Y las vacaciones en la playa no pueden ser mejores: figuras jóvenes, esbeltas y perfectamente bronceadas. ¿Celulitis? Jamás.

Un “Club de feos” con miles de miembros honorarios, o un cuarto de hotel exclusivamente mugriento parecen premisas para alguna oscura comedia, pero son ideas que han llegado para revolucionar el marketing.

¿Acaso es tan sencillo engañarnos?

Difícilmente un publicista nos diría de qué se tratan unas vacaciones verdaderas y todos los problemas que podríamos tener. Y todos sabemos eso.
Pero así como hay un público más realista y difícil de convencer, hay estrategas de marketing que buscan captar su atención.

SER FEO ESTÁ DE MODA
Si usted es un enemigo natural de la estética, no se sienta mal. El Club dei Buitti tiene sede en Piobbico, Italia, y cuenta con cerca de 30 mil horribles miembros. El “Club de Feos del Mundo”, creado en 1879, organiza festivales cada año para personas feas y en el lugar más feo del mundo, tal como lo presentan sus pobladores.

Es un lugar donde todos pueden sentirse a gusto, rechazando el superficial culto a la belleza. Cada miembro honorario tiene una licencia que lo acredita como tal, y donde figura su grado de fealdad.

Piobicco se ha ganado un lugar como destino turístico. Ser feo es su atractivo, paradójicamente. Miles de antiestéticos visitantes llegan cada año impulsando el turismo y atentando contra los parámetros de belleza.

Es algo diferente y gracioso. Además, en la honestidad no hay pierde.

EL HOTEL ASQUEROSO
En Amsterdam, el hotel Hans Brinker, se enorgullece “de llevar 40 años decepcionando turistas”. Y sin embargo, la reserva para una de sus sucias habitaciones se debe hacer con meses de anticipación. “No podemos ser peores aunque damos lo mejor de nosotros”, es el lema. La administración no se responsabiliza por gastroenteritis, crisis nerviosas o pérdida de extremidades. Con mucha creatividad, o sinceridad, explotan todo lo negativo que podría sucederle a huésped.

¿Es una nueva estrategia de marketing, o la oferta ideal para viajeros con bajo presupuesto? Quizá ambas cosas.