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Despistes mortales: ¿Por qué los padres olvidan a sus bebés en los automóviles?

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En los últimos 20 años más de 600 niños han muerto de calor después de haber sido olvidados en coches en EE.UU. Solo en 2012 32 niños perdieron la vida en el país por esta razón, según la organizacion para seguridad de niños Kids and Cars.

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¿Por qué los padres olvidan a sus bebés en los automóviles?

Canadá estima que pierde entre cuatro y seis niños cada año por la misma causa. En Israel desde principios de 2013, al menos 13 menores fueron olvidados en vehículos, cuatro de los cuales fallecieron. Casos parecidos son reportados en Francia, Italia, España y otros países. Y los expertos admiten que esta tendencia cada año va en aumento.

¿Por qué los niños son invisibles en los coches?

Según afirma el escritor estadounidense Gene Weingarten en un artículo escrito para ‘The Washington Post’, “hace dos décadas estos casos eran relativamente raros en EE.UU. Sin embargo, cuando los expertos en la década de los 90 determinaron que los airbags podrían matar a los niños, se recomendó que los asientos de seguridad se colocaran en el asiento trasero. De este modo se redujo la visibilidad del niño y aumentó la tendencia a olvidarlos”. Cada estado establece su propio límite de edad del niño para esta práctica. Hablando de Europa, en casi en todos los países de la región está prohibido circular con menores de 12 años situados en los asientos delanteros del vehículo.

¿Qué tipo de personas son las que dejan a su niño solo en un auto?

Según la psicóloga clínica Elaine Ducharme, esto puede pasarle a cualquiera. “El cerebro humano sigue una especie de piloto automático cuando estamos haciendo cosas rutinarias. La gente está ocupada con mil tareas, y es fácil olvidar cualquier cosa, incluido que su niño duerme en el asiento trasero. En el mundo actual es fácil distraerse. Esto es especialmente cierto si usted está cansado y estresado. Ser padre es un compromiso de 24 horas al día cada día de la semana, sin tiempo libre. Y los padres primerizos tienen que acostumbrarse a la nueva rutina: a colocar a su bebé en el coche y a sacarlo fuera”, dice.

“La gente piensa que se trata de monstruos o padres terribles, pero esto le puede suceder a los más responsables y educados”, dice Amber Rollins, director de la organización Kids and Cars. “Lo primero que le decimos a la gente es que no se le ocurra pensar que esto no puede pasarle a ellos”, cuenta.

Cuestión de prioridades

A su vez, el doctor en Filosofía del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), el ruso Kirill Pankrátov -que lleva casi 20 años en EE.UU.-, insiste en que “uno puede pensar en decenas de cosas: los problemas en el trabajo, atascos, discordias en la familia, etc… pero si lleva a su hijo en coche, el bebé debe ser la prioridad absoluta, y todo lo demás es secundario”.

“No dudo que una mayoría absoluta de los padres sufre mucho después de la tragedia. Pero esto no elimina el crimen. Según reveló Gene Weingarten en ‘The Washington Post’, casi en la mitad de los casos de este tipo no se inicia una causa penal contra los padres. Yo personalmente no veo motivo para que el despiste sea considerado como una circunstancia atenuante”, insiste.

“Es difícil imaginarse una muerte más terrible para un niño que ser abandonado y morir sofocándose en un recalentado ataúd en la acera. Si un padre varias veces al día mira por la ventana de su oficina para asegurarse de que no le suena la sirena de alarma de su coche y no se da cuenta de que su niño está en el interior, tal vez no merezca llamarse padre”.

De la misma manera falleció en EE.UU. en 2008 Dima Yákovlev, un niño ruso de dos años, apenas cuatro meses después de ser adoptado por una familia estadounidense. La tragedia de Dima Yákovlev dio nombre a la ley que entró en vigor a principios de este año por la que se paralizan las adopciones de niños rusos por parte de familias estadounidenses.