Mucha gente dirá que no se puede hacer leña del árbol caído. El tema es ¿por qué se cayó el árbol? Las razones llevan a ejercer una crítica, intentar un análisis y mostrar las cosas que no se hicieron bien y destacar lo positivo, así sea poco. Los Juegos Olímpicos terminaron ayer y con ello vuelve a casa la delegación de 16 deportistas nacionales. Sin ninguna medalla.

Delegación peruana regresó con las manos vacías, muchos sin pasar siquiera las rondas clasificatorias.

Seguro el pensamiento sigue siendo el mismo: los deportistas peruanos no tienen apoyo. El IPD los abandona, la empresa privada se hace la loca y la prensa no publicita. Hoy esa aseveración no tiene tanto fundamento. Porque esconder una decepción detrás de esa frase sería castigar a por lo menos cinco empresas privadas que sí respaldan a la Asociación de Deportistas Olímpicos. En cuanto a la prensa, casi nadie ha criticado los resultados.

En el lado del IPD, el presupuesto depende del Gobierno y en este punto quizás se debería revisar el apoyo. Encontrar un grupo de personas experimentadas que puedan localizar talentos a futuro y centrarse en ellos. Se sabe por ejemplo que Perú puede dar lucha en fondismo (Inés Melchor fue la mejor, batiendo el récord sudamericano) y orientar el apoyo hacia ese deporte no sería malo.

No se trata de ser egoista sino mirar la fría realidad. En vela fuimos casi últimos, en natación, judo, atletismo y bádminton fuimos eliminados en primera ronda. El tema del taekwondo es aparte. Muchos cifraron esperanzas en Peter López pero como que queda mal sabor cuando el peruano declara que “nunca había visto pelear a su rival”. Con lo avanzado de la tecnología, encontrar un video del serbio en Internet no debería haber sido tan difícil.

Los deportistas también tienen su responsabilidad. Porque muchas veces escuchamos decir “el fútbol se lleva todo el dinero”. Si ponemos como ejemplo a la selección, las críticas hacia los jugadores son lapidarias (con mucha razón a veces). Nadie iba a exigir a la delegación peruana una medalla de oro por disciplina. Pero todos estuvieron lejos de siquiera pasar la primera ronda de clasificación.

Londres quedó atrás. No hubo medallas ni siquiera estuvimos cerca. Una vez más el árbol se cayó. Nadie quiere hacerlo leña. Pero hay responsabilidades y asumirlas puede enseñarnos un mejor camino.

Fuente: La República